Somos más que una estructura compuesta por
nervios, huesos, músculos…somos una especie con un arma poderosa: la mente, el
mundo interior. Cada minuto del día vivimos experiencias, reflexionamos, analizamos,
recordamos, sentimos. Considerar un aspecto de lo que somos y concentrarse en
el cuerpo físico es una tarea incompleta, pues deja de lado una de las mejores
herramientas para trabajar a favor de nuestro bienestar, de la armonía con nosotros
mismos.
El concepto de belleza ha cambiado con el
tiempo y hoy se asocia, más que con proporciones, con la salud. Ésta a su vez está
vinculada tanto con lo físico (interior y exterior) como con lo psíquico e,
incluso con el entorno en que vivimos. La integración de estas tres
dimensiones, aunque esta de algún modo dado por la naturaleza, requiere una
labor personal, una actitud que armonice
lo externo y lo interno, con la ayuda de ciertas áreas específicas.
Podemos hacer muchos por nosotros mismos con
rutinas intimas como el cuidado personal, porque nos ayudan a incrementar
nuestra confianza en nosotros mismos, contribuyen a elevar nuestra autoestima y
nos obligan a parar y abrir un espacio en la vida diaria para consentirnos. Pueden
ser, además un vínculo para relajarnos, librarnos de preocupaciones durante un
lapso de tiempo determinado e incluso aclarar la mente para buscar la solución a
los problemas. El asunto es tener una actitud apropiada y saber aprovechar los
elementos que nos rodean en beneficio propio y, en consecuencia, en nuestra relación
con los demás.
Es igualmente importante prestar atención
al trabajo físico (el ejercicio, el movimiento) a los alimentos que consumimos,
a los hábitos cotidianos saludable. Y si a ello sumamos una atención permanente
a nuestro mundo interior, ganaremos un gran territorio a nuestro favor. El
ejercicio va de la mano con nuestra psiquis, porque promueve desconectarse de
la rutina diaria y posee un efecto químico positivo que mantiene el ánimo alto.
Otras disciplinas también pueden ayudar a lograr esa armonía cuerpo-mente;
algunas de las más populares vienen del lejano oriente y hoy han ingresado con
fuerza en el occidente: entre las más conocidas están el yoga, el Shiat Zu, el
Qi. Todas ellas se utilizan para relajarse y como complemento para el ejercicio
físico convencional.
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